Son coherentes quienes, velando y orando, pueden “correr, y no cansarse;... caminar, y no fatigarse”*, quienes logran el bien rápidamente y mantienen su posición, o lo alcanzan lentamente y no se rinden al desaliento.
Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 254